POR: Punta de Lápiz.
Se ha vuelto común escuchar, reiteradamente, los lamentos de las autoridades actuales, por el pésimo estado de las economías de las instituciones públicas que dirigen. Y lo que más fastidia, es que viven culpando de dicho descalabro, a los anteriores administradores.
Parecen olvidar que en sus campañas, para lograr el ansiado puesto político, utilizaron a diestra y siniestra, precisamente los desaciertos de esas autoridades, para lograr captar el ansiado apoyo de los electores.
De allí que la ciudadanía, al no ver hasta el momento, ninguna corrección o el inicio de gestión de un programa de solución, se empieza a exasperar e impacientar.
Esta inanición, hace percibir, que nuestras autoridades están perdiendo tiempo, ya que hasta ahora no se anuncian los cambios frente a los temas urgentes de los cantones y provincia. Esto provoca una sensación de que existe una falta de visión sobre las necesidades del campo y de la capital provincial.
A más de ciertas generalidades, como por ejemplo, el trillado caso del SEROTP, en donde se ofreció un cambio radical y sobre el que se hizo gran aspaviento, se tiene la impresión que lo único que hicieron, es cambiar de personal y aumentar – a más del que tenían- un uniforme que se confunde con el del SERVIENTREGA. Aunque reconocen tácitamente, –según la promoción radial-, que el SEROTP está mejor “que antes” por lo que se sigue con el mismo sistema anterior, con excepción del uso del ‘candado’.
Parece ser que nuestras autoridades se encontraron con una realidad más complicada a la que suponían. Pues sigue siendo un problema el abastecimiento de Agua Potable; las calles siguen despedazadas; se habla de deudas a contratistas y proveedores, pero no se plantean soluciones definitivas o se dan demostraciones de qué se quiere hacer con la ciudad o con el campo; cuál va a ser el modelo de gestión; o, el financiamiento presupuestario…
La ciudadanía está expectante para escuchar, las propuestas sobre los problemas agobiantes de la ciudad y la ruralidad. Y ver que adopten de una vez, una ética de trabajo y el fortalecimiento de las instituciones.
Seguir manifestando que ‘han heredado los problemas’ no justifica la inercia, porque sabían de antemano esa situación. Por eso se convirtieron en gobernantes, justamente para corregir esos errores.
Cuidado; seguir culpando a los predecesores es una salida pueril y nada convincente.
Realmente tienen una ardua tarea por delante. Pero es necesario que empiecen ya…