– ¡¡Que’s pues, compadre Ulbio?! ¡Andará viendo! ¡Casito me hace caer!
– Discúlpeme, compadre Indiscreto; es que… no le vi.
– ¡No le vi! Si andando a pie atropella a la gente… ¡Qué será manejando carro! ¡Dios me libre!
– Discúlpeme, es que ando muy preocupado.
– ¡Claro! ¡Como siempre! Eso ya no es novedad en usted, compadre. Siempre andando de sobresalto en sobresalto. Dígame, ¿y ahora qué es lo que le tiene así de zonzonete?
– ¡Ay, compadre! ¡Es que no es para menos! ¡Cómo no voy a estar distraído! Pensando en que se nos viene las clases, pensando en los útiles escolares, en los libros, los cuadernos; pensando en los uniformes, los zapatos; pensando en la matrícula y luego en el aporte para el arreglo del aula… Pensando, pensando, pensando.
– ¡Pero mejor pues, compadre! ¡Por fin está pensando! ¿Ya ve que no es difícil?
– No se burle de mí, compadre. ¡Tanto gasto y en tremenda crisis!
– Bueno, eso sí. Con decir que este 1 de septiembre inician las clases, ¿y las escuelas? ¡Una lástima! ¡Totalmente descuidadas! Cerramientos oxidados, paredes húmedas, vidrios trizados. ¡¿Y los inodoros?! ¡No se diga! ¡Totalmente disfuncionales!
– Así veo, compadre; que los juegos infantiles no son juegos sino un peligro latente para los niños; culimbios desguañangados, resbaladeras averiadas. Todo eso hace que en vez de motivar a los niños a regresar con alegría, más bien los desobliga.
– ¡Lo mismo que el año pasado, compadre! ¡Se vuelve a repetir la historia! ¿Se acuerda, compadre, que llegaron los niños y les dijeron acomódense como sea? Y los pobres recibían clases en el piso; otros acomodados en la bodega hecha aula en medio de los cartones, palos, ratas y cucarachas.
– Y sin luz.
– Otros en cambio en las gradas del coliseo de la institución, un grado en un ladito, otro al otro lado y otros por aquí y por allá en un frío que los niños se congelaban, ya que más que coliseos son espacios cubiertos, todo despejado sin protección contra el viento.
– Y los baños con rótulos que decían “NO USAR”…
– ¡Elé! ¡Cómo se ve que para este gobierno la educación es la última rueda del coche!
– ¡Y claro! Inician las clases y enseguidita llaman a sesión de padres de familia, y además de la lista de útiles, nos presentan la lista de necesidades: que hay que arreglar, reparar, colocar vidrios, pintar. Y no nos queda otra que meter la mano al bolsillo y nosotros mismos dar la solución a los problemas por amor a nuestros hijos; mientras que el gobierno… uuu… bien, gracias.
– Le cuento compadre, que la semana pasada vino la Ministra de Educación, dizque hace la entrega de una “escuela modelo” en una comunidad de la parroquia Madre Tierra.
– ¡¿En serio?! ¿Y qué tal esa “escuela modelo”?
– Bueno, ¡qué diferencia! Con buenas aulas, mesas de trabajo, anaqueles, armarios, material didáctico, bonitos juegos infantiles, hasta con equipos informáticos aunque no hay internet en la comunidad, jeje.
– Algo es lgo, compdre.
– ¡Pero chulla escuela! Y cuando le dijeron a la ministra que en la comunidad de más allacito hay otra escuela que también tiene las mismas necesidades, y más arriba un colegio que no cuenta con nada y que le resto de comunidades también quieren escuela para sus hijos… ¡Se quedó callada y no dijo nada!
– Y si nos vamos más allá, peor en las comunidades más apartadas, vía aérea, donde prácticamente no tienen nada y les hace falta todo.
– Ya está visto, compadre, que para este gobierno la Educación no es una prioridad.
– Así que no nos queda más que alistar el billullo de dónde sea…
– Y aunque digan a boca llena que la Educación es pública y gratuita, nada es cierto. Igual que educación privada todo sale del bolsillo de los pobres padres de familia…
– ¡Y allí es cuando me sale las ganas de dejar a un lado la poca educación que tengo y decir unas palabrotas!
– ¡Tranquilo, compadre! ¡No se esponje! Educadito se lo ve mejor, que cuando usted se exalta viene la comadre y me le da un tatequieto y me lo adoba bonito. Si hay que reclamar reclamemos educadamente, compadre.
– ¡¿Educadamente?! ¡¿Cómo vamos a reclamar educadamente si ni Educación tenemos?!
– Bueno, bueno. Mejor vamos también a clases, pero para ver en qué hay que colaborar, jeje.