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CULTURA CIUDADANA Y CORRUPCIÓN

por Andres Ortega

La corrupción es un virus que se expande muy rápido y corroe los cimientos de la sociedad. Muchos nos preguntamos hasta cuando tendremos que tolerar la corrupción y cómo eliminarla de raíz. Frente a esa pregunta algunos sostienen que para acabar con la corrupción hay que cambiar las leyes, hacer leyes más fuertes que castiguen a los corruptos. Si bien la ley siempre será necesaria, acabar con la corrupción requiere mucho más que eso, hace falta un ingrediente clave: la cultura ciudadana.

  Podemos tener las mejores leyes, pero si la cultura es una cultura de tolerancia social a la corrupción la ley se quedará en papel muerto. Por ejemplo, las leyes pueden prohibir y castigar el robo de los recursos del Estado, pero si al mismo tiempo en la cultura se promueve el pensamiento “robó pero hizo obra” se justifica ese tipo de actos y se normaliza la corrupción. Es decir, hay un divorcio entre la ley y la cultura que le resta toda efectividad a la norma.

  Un «pequeño» acto de corrupción por aquí, otro por allá, y terminamos tolerando socialmente la corrupción, defendiendo al que «roba pero hace obra» o al que es más vivo porque incumple la ley pero se sale con la suya. Si la norma social es ser corrupto (no está mal visto, pues todos lo hacen), en el fuero interno del individuo probablemente no habrá remordimientos de conciencia al incurrir en un acto corrupto.

  Para combatir la corrupción debemos entender nuestros patrones culturales y la forma en que la sociedad mira este tipo de fenómenos sociales. Es lamentable que muchas veces cause una mayor sanción social o vergüenza el no tener dinero que haberlo obtenido a través de la corrupción.

  Impulsar la cultura ciudadana significa generar cambios sociales para que la expectativa dominante en la cultura sea la ética y no la corrupción, de esta manera existirán más costos sociales para quienes cometan actos deshonestos y menos cultura de tolerancia a la ilegalidad. Este es uno de los caminos para eliminar de raíz la corrupción.

  En nuestra sociedad el combate a la corrupción no se logrará solo con leyes. Tiene que ver sobre todo con un cambio cultural para que la sociedad rechace al más vivo, al corrupto, al que roba pero hace obra. No seamos permisivos con los corruptos, con aquellos que traicionan la confianza pública, que se acabe la tolerancia social a la corrupción.

  Ese es el poder de la cultura ciudadana, el ingrediente clave para acabar con este virus.

Lic. André Granda

Politólogo

dregranda@gmail.com

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