Los seres humanos hemos crecido, con el pensamiento de ser siempre sobre protegidos por los gobiernos de turno; y lamentablemente, quienes nos han gobernado en la ambición de mantener su liderazgo y permanencia en el poder para delinquir y sangrarle a su propio pueblo han mantenido una economía sostenida en base a los tan mentados subsidios.
En base a lo antes dicho, me permito exponer dos pensamientos, los mismos que respetamos; y hago un sucinto análisis:
El primero, formado, por nuestros hermanos indígenas, opositores al gobierno y los revolucionarios del siglo 21; quienes dirán: que el pueblo se siente afectado gravemente por la eliminación de los subsidios y reclaman, que se deje sin efecto el decreto que elimina los mismos; y es esa la razón por la que han salido a las calles a exigir con justo derecho seguir recibiendo algo que por más de 40 años lo teníamos; es que ¿cómo es posible? decimos que se nos elimine los subsidios, si en varios países, sus gobiernos subsidian a sus habitantes y es por aquello que existe tranquilidad y armonía en dichos países; entonces el clamor popular impulsado por el indígena, agricultor choferes y el pueblo en general de mantenerse dichos subsidios, ya que si estos se eliminan, los precios de todo suben y con ello una gran afectación a la economía de las familias ecuatorianas.
El accionar popular para lograr mantener estos subsidios, ha creado el clima favorable para el aparecimiento del vandalismo que lo hemos visto en la televisión y en las redes sociales; y creemos que es así como el gobierno tendrá que escuchar y respetar nuestros derechos.
Y la posición es que el gobierno elimine el decreto 883 para sentarnos a conversar y llegar a acuerdos para terminar con los levantamientos que están causando conmoción social en todo el país.
En un segundo pensamiento, el otro grupo, formado por seguidores del gobierno y quizá personas neutrales dirán:
Es un momento histórico, para quienes poseemos una mentalidad progresista, honesta, el aceptar y entender que debemos ser protagonistas de un cambio de mentalidad y predisponernos a independizarnos de cierta forma de aquellos subsidios que por más de 40 años han sido el caballo de Troya de los políticos; y es que ha sido en base a estos subsidios que han hecho su cosecha de conciencias, al acostumbrarnos a una vida subsidiada, haciéndonos creer que al quitarnos los subsidios nuestra economía familiar se vendría a pique; situación tan alejada de la realidad; pero que si va a requerir de esfuerzos de todos y cada uno de los ecuatorianos, en hacer esfuerzos y replantear nuestro estilo de vida; sabiendo que los sacrificios de hoy servirán para llevar una vida más ordenada y saber así mismo que gracias a esta eliminación el país tendrá recursos para servirnos a todos y ya no será la oportunidad para ciertos oportunistas vivan de los pobres y los pobres siempre de nuestro trabajo.
A nuestro modo de ver el panorama, existen muchas condiciones que deberían modificarse, cambiar, eliminar y con ello demostrar que queremos en verdad darle un giro a la historia del ecuador y promover al desarrollo con trabajo, igualdad, equidad; así por ejemplo, desde el tema de elegir a las autoridades, el CNE no debe entregar un solo centavo a los partidos y movimientos políticos; si no que se deben crear espacios de foros y debates abiertos al público para que sean los propios candidatos los gestores de una oportunidad limpia y accesible para todos; de tal forma que llegue a ser autoridad quien tiene voluntad de servicio y una persona lo mejor preparada posible y no quien más gasta en la campaña; cambios, como elegir un solo asambleísta por provincia y hasta dos en las provincias que superan el millón de habitantes; eliminar las vice prefecturas.
Los ecuatorianos no podemos prestarnos para que, a cuenta de exigir, se realice actos de destrucción; no podemos prestarnos para enfrentar pueblo contra pueblo; pensemos, meditemos y saquemos nuestras propias conclusiones, no salgamos a protestar porque el fulano me ha pedido; salgamos a defender la constitucionalidad; un estado de derecho; salgamos a defender el futuro de nuestros hijos; para que ellos se proyecten a ser productores fomentadores de trabajo con dignidad.
Respeto como nadie la posición de cada uno de los ecuatorianos en reclamar y protestar; pero aquello debe hacerse el marco del respeto al bien ajeno; ya que cuando pasamos de ese límite ya no es protesta sino vandalismo.
Enseñemos a nuestros hijos a pescar, no les demos el pescado en la boca; enseñemos a nuestros hijos a trabajar; enseñemos a nuestros hijos el respeto; y que la pobreza no sea una condición para justificar el vandalismo; sino para que cada día sigamos luchando para ganar con dignidad nuestro espacio en la historia.