Jenny Eugenia Ahoña se desempeñaba como auxiliar de enfermería en el Hospital General Puyo, donde supo ganarse el cariño y aprecio de todas sus compañeras de trabajo. Lamentablemente la enfermedad del cáncer le ganó la batalla y falleció en la ciudad de Ambato el 15 de noviembre de 2020.
En su último adiós, antes de ser llevada al cementerio Municipal, sus restos fueron llevados hasta el Hospital Puyo, donde fuera su lugar de trabajo y donde todas sus compañeras y demás personal de salud la esperaba para rendirle un justo homenaje y despedir a la compañera.
Luis Méndez a nombre de los trabajadores de la salud de la provincia de Pastaza, resaltó su persona como un baluarte en el servicio dentro de la casa de salud, por lo cual era justo hacerle un homenaje póstumo y acompañar al dolor a toda su familia, de manera especial a su esposo Jaime Flores. Dijo que siempre la recordarán como una excelente trabajadora, gran profesional y de gran calidad humana.
A nombre de todas las personas que prestan sus servicios de enfermería en el hospital Puyo, la Lcda. Naveda, con lágrimas en los ojos, despidió a quién fuera una buena compañera de trabajo, un buen ser humano que deja una gran huella en todas las personas. “Estimada Jenny te nos adelanta, pero tu alma, tu cariño y don de gentes siempre permanecerán con nosotros” señaló a la vez que ofreció su nota de condolencia a toda la familia.
Todas, recuerdan a Jenny como una mujer muy alegre, cariñosa, carismática y colaboradora en todo, por lo cual eran inevitables las lágrimas en los ojos de todos, quienes se abrazaban entre ellas a la vez que lanzaban globos de color blanco hacia el cielo, como señal de partida hacia la presencia de Dios.
Su esposo Jaime totalmente conmovido, agradeció por este noble gesto de despedida para quién fuera su amada esposa, de quién dijo se queda con los mejores recuerdos, que para adelante nada será fácil, pero sabe que con la ayuda de ella desde el cielo logrará sobresalir con sus hijos. Lamentablemente dijo, valoramos a un ser querido cuando ya no está, de ella aprendió muchas cosas buenas, como la humildad, la amabilidad, compresión, pero sobre todo el don de la solidaridad a saber dar de lo poco que se tiene a quién más lo necesita. Por ello, agradeció a todo el personal, por haberle apoyando en todo este proceso de enfermedad con su esposa y ahora en este sentido homenaje de despedida.
Al final, todas las compañeras colocaron pétalos de rosas blancas en el féretro, mientras el cortejo se despedía con tristes cánticos rumbo s su última morada en el cementerio Municipal.