– Oiga compadre Indiscreto; dígame unos versos con rima que utilicen la palabra “Pelileo”.
– Mmmm… a ver: “Me voy a la ciudad de Pelileo, y si asoma tu hermana le saludo”.
– ¡Pero… ese verso no rima, compadre Ulbio!
– No rima, compadre, pero no por eso vamos a dejar de ser educados; hay que saludar a los amigos donde quiera que se los encuentre.
– Pero yo necesito unos versos con rima; porque son para un deber de mi hijo.
– Mire, compadre; si ahora tenemos que ir a Pelileo no ha de ser para hacer rimas sino para hacer la revisión vehicular… ¡No ve que estos descriteriados de la agencia de tránsito nos ponen en el predicamento de tener que ir a Pelileo a hacer ese trámite!
– Eso es verdad, compadre; pero tratemos de hacer que rime…
– A ver, bueno; entonces póngale: “A Pelileo me lleva la ruta, porque soy hijo de Puyo”.
– ¡Pero! ¡Compadre!… No, no, no… ¡Eso tampoco rima!
– No rima pero es cierto, compadre… ¡Solo porque somos de Puyo tenemos que ir a Pelileo a hacer revisar nuestros vehículos!
– Ya lo sé, compadrito; pero necesito una frase que tenga rima, sino no me sirve.
– Entonces póngale: “No me manden a Pelileo, porque sino les cuelgo”.
– ¡Ya pues, compadre! ¡Póngase serio! ¡No ve que necesito hacer el deber de mi hijo!
– Mire, compadre; si me pongo serio voy a tener que decir las verdades; porque como buen pastacense me indigna que cada vez salgan con una nueva pendejada para hacernos más dura la existencia… ¡Y ahí sí que va a rimar!
– Pero eso es lo que yo necesito, que rime, compadre.
– ¡¿Que rime con “padre”?! ¡¿No me dijo que rime con “Pelileo?!
– No, le digo “compadre” a usted, no que rime con “padre”.
– Ah bueno; pues hábleme clarito, compadre. No sea como los de la agencia esa de tránsito que nos dan apaleo mandándonos a Pelileo a hacer el papeleo en tremendo correteo, eso sí que está bien feo.
– ¡Eso es, compadre! ¡Por fin dijo algo que rima! Y está bien buena esa rima…
– Buena la rima que los de tránsito nos echan encima…
– Pero ya dicen que van a traer un centro de revisión móvil…
– Eso es lo que me da más mala espina… ¿No será que se está creando una necesidad como pretexto para un negocito camuflajeado por ahí?… Pero de todas formas, los vehículos pesados si van a tener que ir a Pelileo.
– ¿A qué?
– Pues, no ha de ser a saludar a su hermana, compadre; a eso de la revisión vehicular para poder matricular a sus carritos.
– Pero dicen que la Municipalidad ya va a construir un centro de revisión vehicular.
– Eso si le dejan y no andan por ahí obstaculizando la ruta esos hijos de…
– ¡No, compadre! ¡Por favor! ¡No diga esa rima!
– ¡¿Qué le pasa, compadre Ulbio?! ¡¿Cuál rima quiere que no diga?!
– Esa que iba a decir…
– Pero lo que yo iba a decir es “esos hijos de esta patria sagrada”; pero usted no me deja terminar.
– Ah, bueno; es que yo pensé…
– Usted siempre es mal pensado, compadre; no sabe que uno es de hablar elegante y no se anda con vulgaridades.
– Bueno, discúlpeme, compadre…
– ¡Ele! ¡Así ya cambia, mi estimado Ulbio! Así que fueran quienes manejan nuestras instituciones y supieran pedir disculpas por los inconvenientes que le causan al pueblo; pero en este país, medio alguien se sientan en algún sillón de mando y ya nos quieren mandar a Pelileo.
– Tiene toda la boca llena de razón compadre…
– Y conste que no estoy diciendo que tenga algo de malo ir a la bella ciudad azul de Tungurahua; pero que bonito es ir de paseo con la familia a comparar unos jeans, comer una fritada, y no a hacer trámites largos y engorrosos que bien los pudiéramos realizarlos aquí mismo.
– Bueno, esperemos que nuestro Alcalde logre construir ese centro de revisión para acabar con estos malestares.
– Así es, compadre; es una gran responsabilidad… ¡Y usted deje de darle haciendo los deberes a su hijo! Esa es responsabilidad de él y no suya. Por eso mismo hay tanto funcionario inútil, porque no enseñamos a nuestros niños a cumplir con sus responsabilidades.