Caía la tarde y empezaba la noche del martes 15 de octubre, cuando una por una empezaron a llegar las delegaciones de los fuertes combatientes que viajaron a la ciudad de Quito, para apoyar la medida de hecho, hasta lograr la derogatoria del mandato 883 y bajar el costo de los combustibles.
Fueron momentos de grande emoción, ver a las madres abrazar a sus hijos, las esposas a sus maridos y miembros de su nacionalidad, que retornaban sanos y salvos de este periplo, que hasta daba la sanación que regresaban de la guerra. Algunas personas tenían hasta temor de llegaran malas noticas y uno de sus familiares no regresara.
Con forme avanzaba la noche, el grado de emoción también aumentaba, con palabras de “Si se pudo” “Lo logramos” y “Abajo el Gobierno” llegaban los vehículos con los combatientes, siendo recibidos como verdaderos héroes, con las sagradas notas del Himno Nacional del Ecuador.
Luego los testimonios, que arrancaron hasta lágrimas, al saber que fueron atacados como “animales”, sin piedad y sin compasión, no respetaron a las mujeres ni a los niños, fueron a matar. Algunos incluso mostraban las heridas de los perdigones y otros trajeron muestras de los cartuchos y otros elementos que les quedan como recuerdo de una terrible tragedia que jamás olvidarán.
Marlon Santi, coordinador nacional de Pachakutik, manifestó que fueron a protestar de una forma pacífica, pero que fue el Gobierno el que los reprimió de una manera brutal, dejando como saldo, muchos muertos, personas heridas y cientos de desaparecidos, por los que este Gobierno tendrá que responder ya sea por la justicia nacional o internacional, puesto que hay crímenes de estado.
Los valientes guerreros, regresan a sus casas, a sus comunidades, pero queda latente la voz de aleta, porque los pueblos amazónicos tienen luchas mayores, que son contra la minería y la extracción del petrolero y que en cualquier momento se los volverá a convocar, porque solo la unión hace la fuerza.