En el corazón de la Amazonía late un poderoso espíritu femenino, encarnado en las mujeres que habitan esta tierra mágica. Estas guardianas de la selva sagrada están arraigadas en una profunda conexión con la naturaleza a través de la exploración de la chakra amazónica.
Ellas conocen de la diversidad de las plantas y su valor agregado, además contribuyen con sus conocimientos en el ámbito de la gastronomía amazónica, el diseño de artesanías y el avance de la medicina ancestral, la riqueza de sabiduría es lo que las eleva salvar a diario a la cultura de la mujer amazónica.
La Chakra Amazónica para estas mujeres es el portal a la abundancia, ya que el ecosistema en sí mismo es un santuario de biodiversidad que proporciona sustento físico y espiritual a las comunidades y familias kichwas que la cuidan.
Las mujeres amazónicas, como guardianas de la chakra, han heredado el conocimiento ancestral de cómo cultivar y cosechar las plantas nativas dentro de sus chakras, creando así un vínculo íntimo con la tierra y sus ciclos naturales.
Es asombroso como las frutas exóticas, el cacao, la guayusa y vainilla han permitido que la economía de estas mujeres sean una fuente de ingresos económicos para sostener a sus familias.
Hierbas medicinales como la uña de gato y la hierba luisa tiene su propósito para las mujeres amazónicas quienes han sabido aprovechar la diversidad para crear un sistema de producción sostenible que respeta a la selva.
Las mujeres amazónicas es su capacidad atesoran las técnicas tradicionales de tejido, tallado y pintura, permitiéndoles crear piezas únicas que reflejan la belleza y la diversidad de su entorno natural.
Ashangas (canastas) tejidas con fibra de paja toquila, collares elaborados con semillas de la chakra amazónica, son artesanías amazónicas que bien pasan como obras de arte, ya que llevan consigo el alma de la selva.
La mujer amazónica es una verdadera joya de la selva y de la chakra amazónica, cuya sabiduría y habilidades son fundamentales para la preservación y el desarrollo sostenible de la región. A través de su profundo vínculo con la chakra amazónica, su habilidad para aprovechar la diversidad de plantas y agregar valor a los productos de la selva, estas mujeres continúan siendo guardianas de la selva sagrada, quienes aseguran su resistencia y la de las generaciones que las seguirán.