Si bien es cierto, con mucho ánimo, se hizo el lanzamiento en esta semana del servicio de transporte aéreo Alas Comunitarias, que otorga vuelos subsidiados a las comunidades más apartadas de la provincia de Pastaza, donde hubo discursos bonitos y palabras de agradecimiento, pero no todos se mostraron satisfechos al cien por ciento, puesto que consideran que todavía hay cosas sobre las que se tiene que seguir trabajando y puliendo para un mejor servicio hacia las personas que más necesitan del interior de la provincia.
Franklin Castillo, uno de los principales impulsores para que este proyecto se retome, luego de seis meses de paralización, por temas totalmente burocráticos y de administración, es una de las personas que no se muestran totalmente satisfechas.
Si bien, agradece al prefecto André Granda y a todo el directorio de la Empresa Pública, Pastaza Progresa, por la gestión realizada hasta poder reactivar el servicio tan importante y necesario en las comunidades del interior. Si embargo siempre hay un, pero, por el cual todavía se tiene que seguir conversando y pasando a la mesa de la negociación.
Una de las dificultades, por ejemplo, es que los vuelos están establecidos de tal manera, que tienen que tener asegurados los pasajeros tanto de ida como de vuelta, es así que una avioneta con capacidad de tres pasajeros, para poder volar, tiene que tener al menos cuatro pasajeros asegurados tres de ingreso y uno de salida o dos de ingreso y dos de salida y eso a veces resulta difícil de reunir porque no hay la gente ya sea para la entrada o para la salida. Una emergencia por ejemplo que se presente menos pensado, la avioneta tiene que contar con pasajeros de ingreso para poder volar y salir con el paciente y eso es muy complicado. En el caso de las avionetas de cinco pasajeros tiene que contar con al menos siete pasajeros asegurados, cuatro de ingreso y tres de salida o a la inversa y las cosas no deberían ser así, si en la ciudad que cuenta con una gran demanda de pasajeros muchas veces los buses no sales llenos, pero en el caso de las comunidades. Por esta razón fue que, en la primera fase, la empresa no pudo completar las horas de vuelo establecidas.
Otro de los inconvenientes, es que, por ejemplo, es que tanto el personal que labora en el ámbito de salud, como los docentes que trabajan para el ministerio de educación o del ministerio de bienestar social, no reciben el beneficio del vuelo subsidiado y pese a que laboran en la amazonia en el área de frontera, no son nacidos en la amazonía y el valor para ellos es de 88 dólares por vuelo. No parece justo, puesto que, para los militares no es el mismo trato ya que tanto ellos como sus familiares se les brinda servicio completo, no así para los funcionarios públicos. Cuando son ellos, los que perfectamente podrían completar el número de pasajeros requeridos.