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Sin zánganos tampoco hay miel

por Andres Ortega

– ¡Vayan a trabajar vagos! ¡Qué han de estar haciendo paro!

– ¡¿Qué’s ps! ¡¿Qué le pasa doña Eduvigis?! ¿Por qué tanta hostilidad hacia los protestantes?

– ¡Ay don Indiscreto! ¡No ve que después me lanzan bombas aquí y me ahogo!

– ¡¿Y qué?!… Mañana se desahoga en el karaoke nomás, como todos los viernes.

– Es que después paso todo el día llorando por el gas…

– Pues más va a llorar cuando no le alcance lo que gana para el sustento de su familia.

– Mire, don Indiscreto; a mi no me parece mal que hayan quitado el subsidio a los combustibles… ¡El país necesita dinero!

– ¿Cuál país, doña Edu?

– ¡¿Cómo que cuál país?! ¡Pues éste! ¡Mi Ecuador querido!

– Le pregunto que “cuál país”; porque recuerde que las medidas del gobierno son una receta del Fondo Monetario Internacional que a su vez es la agencia recaudadora de dinero para los Estados Unidos.

– ¿Y eso que quiere decir?

– Pues que el gobierno en realidad quiere recaudar fondos tanto para financiar al gigante del norte como para que los banqueros y grandes empresarios de nuestro país no tengan que pagar impuestos.

– Pero dicen que es el Correa el que está haciendo todo este relajo.

– Oiga mi doña Edu, Acaso cree que los ecuatorianos somos unos pendejos que cualquier politiquero corrupto nos puede manipular a su antojo desde Bélgica… ¡De pensar también es! Aunque sea haciendo un esfuerzo.

– Pero… ¡Si el Maduro dizque está detrás de este relajo!

– ¡Ay doña Edu! ¡Ay doña Edu! ¡Ese hombre ya no puede ni con su país!… Además, esta lucha del pueblo ecuatoriano es un “mal ejemplo” que se puede contagiar a todos los países que están regidos por gobiernos corruptos… Algunitos ya están asustados por ahí…

– Bueno, bueno… Pero yo creo que al país solo le vamos a sacar adelante trabajando…

– En ese caso no le va a alcanzar el resto de su vida, ni la vida de sus hijos ni la de sus nietos y bisnietos para ver salir a nuestro país adelante.

– ¿Y por qué pues?

– Porque ahora va a tener que trabajar el doble, eso si es que hay trabajo, para ganar lo que ganaba antes; además va a vender menos porque la gente no va a tener dinero para comprar lo mismo que antes compraba… Es una reacción en cadena… ¡¿No se da cuenta?!

– Bueno… este… sí; pero bueno, mi familia y yo no vamos a salir a la marcha.

– Pero, sí su marido ya está aquí en la marcha…!!!

– ¡Sí, amorcito, aquí estoy!

– ¡Ele! ¡¿Qué haces ahí metido tú también de zángano?!

– No se esponje mi estimada doña Edu; que aunque mil veces se le haya vilipendiado y hecho de menos, el zángano es muy importante para el bienestar de la colmena; es más, el zángano paga con su vida ese bienestar… Así que ¡Sin zánganos no hay miel!

– Pero si se rebelan los zánganos tampoco puede haber miel.

– Tranquila, doña Eduvigis, que el zángano solo se rebela cuando el panal está bajo ataque, en peligro; y ahora nuestro pueblo está bajo el ataque de las élites económicas.

– ¡Pero hasta cuándo vamos a soportar esto! ¡Tenemos que trabajar!

– ¡Pues, entonces apoye! No ve que mientras más gente apoye más rápido vamos a lograr la victoria de la ciudadanía; ya va a ver que después va a estar agradecida del sacrificio que está haciendo el pueblo luchador, nuestros hermanos indígenas.

– Discúlpeme don Indiscreto; pero yo no creo que se saque nada con todo este desorden.

– Sepa usted mi querida Eduvigis, que todos los beneficios de los que actualmente gozamos existen porque en el pasado alguien luchó por ellos; nadie nos ha regalado ningún derecho ni ningún subsidio; hubo personas valientes que incluso ofrendaron sus vidas para que las nuestras sean más cómodas… ¡Cómo vamos a permitir entonces que derechos adquiridos con la sangre de gente heroica ahora sean de un manotazo eliminados por un gobernante incapaz y cobarde, que no tiene iniciativas propias y solo obedece órdenes.

– Está bien don Indis, me ha convencido; pero no quiero ser zángano sino la reina.

– Pues venga entonces, su majestad.

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