– ¡¿Qué’s pues, compadre Ulbio?! ¡¿A qué se debe tanto alboroto?! ¡¿Por qué persigue a los pollos?! ¡¿Se volvió loco o qué?!
– Nada, compadre Indiscreto; que a la jefa se le ha ocurrido salir a la feria a vender las aves para así cubrir una culebrita que nos está hostigando.
– ¡¿Una culebrita?! ¡Algunas culebras ha de ser! ¡Y anacondas! En estos tiempos en que todos andamos endeudados. ¡Ya el dinero no alcanza para nada!
– Tiene usted toda la boca llena de razón, compadre. Por eso mismo hará gasto siquiera un pollito. Apiádese de su pobre compadre, no sea coño.
– Con gusto, compadre; pero para el día del padre ha de ser, guardará uno bien gordito, ya que ha de tocar festejarse uno mismo…
– Bueno compadre. ¿Y cómo lo va a querer? ¿Con pluma o desplumado?
– Pues, pornográfico.
– ¡¿Pornográfico?! ¡Ele! ¡¿Cómo es eso, pues?!
– Quiero decir sin plumas, o sea lluchito.
– Eso mismo le decía yo, que si lo quiere con plumas o desplumado.
– Desplumado es como anda usted; por eso le toca desnudar pollos; dejarales siquiera un poquito de plumas, no sea que les vaya a dar pulmonía a los pobres animalitos. Bueno, y ¿cuánto cuestan?
– Con plumas estoy dejando en diez dolaritos; pero si lo quiere pelado le cuesta doce dólares…
– ¡Ele! ¡Cómo va a valer más caro un pollo desnudo que un pollo vestido!
– ¿No ve el trabajo que cuesta pelar los pollos? A mí mismo me toca hacer esa labor. Pero usted puede evitarme la fatiga y llevándose el pollo emplumado.
– ¡Ah, este compadre Ulbio! ¡Siempre dado a la pereza! Darame nomás desplumando bien como a dirigente de Pachakutik.
– ¿Y qué tienen que ver las plumas con los pachas, compadre?
– Es que se celebraron las elecciones primarias para definir quién mismo es quién. ¿No ve que había hartos candidatos? Y, entonces, tenían que resolver en asamblea a quienes mismo van a apoyar para las próximas elecciones, tanto para prefecto como para alcalde.
– ¡¿En serio?! ¿Y cómo mismo estuvo la cosa?
– ¡Viera la de gente que llegó de todas partes! ¡Más de cinco mil personas! Y eso sin contar a las mujeres y a los guaguas.
– ¿Y qué pasó, compadre? ¿Quienes mismo quedaron? Cuente, cuente; está bueno el chisme.
– Hubieron grandes sorpresas, compadre. Los que vinieron de favoritos salieron desplumados y en cambio otros que ni siquiera eran indígenas salieron ganando y les tocó ese rato emplumarles.
– ¡¿En seriooo?! A ver, a ver. ¡¿Cómo mismo estuvo eso?!
– Por ejemplo; uno de los favoritos para la prefectura era el Jaime Vargas, quién ya se las daba de ganador, andando como pavorreal de un lado a otro, diciendo que tenía mucha gente de su lado; pero parece que solo usaron el bus para que los traiga al evento y al llegar votaron por otro, jeje.
– ¡¿Jaime Vargas dice?! ¡¿El ex máximo líder de la Conaie?! ¡¿El de los paros?!
– Así es, compadrito. Y lo mismo le pasó al Domingo Peas, hincha a muerte del Mashi Rafa y su robolución ciudadana. Él también ya se creía ganador, ya se sentía prefecto; y sale ganando el que menos pensaban.
– ¡¿Quién?!
– Wilfrido Aragón, que salió mal parado cuando era director del Departamento de las Nacionalidades del Municipio. ¡Para que vea, compadre! Por eso le digo que los gallos salieron desplumados.
– Tiene razón, compadre. Este Jaime Vargas, con toda la fama que alcanzó, seguro que se sentía ganador a ojo cerrado. Pero como dicen: Nadie es profeta en su propia tierra.
– Así mismo, a otro a quien emplumaron fue al Germán Flores, que sin ser de Pachakutik ni de las nacionalidades ni de comunidad alguna, sino que más bien se siente tan blanco porque dizque ha vivido en Canadá…
– ¡¿El rambo de nuevo quiere ser alcalde?! ¡Pero si ya fue y no hizo nada! Tanto es así que el pueblo le castigó en las urnas.
– Para que vea nomás, compadre, cómo la milagrosa política es capaz hasta de resucitar a los muertos.
– Lo que ha de querer es regresar para poner una rectificadora, y rectificar los errores del pasado.
– Así es, compadre. Los oportunistas nuevamente utilizando al Pacha para llegar al poder, y una vez allí, igualito que el Oz o el Ledesma, han de decir: ¡Ni te conozco mosco!
– ¡Ay, compadre! ¡Qué le diré pues! Mejor me voy a seguir pelando pollos y voy a guardar las plumas, ojalá también me las compren para seguir emplumando a politiqueros oportunistas, para que por lo menos no queden pornográficos, jeje.