Por: Edwin Mosquera G.
A lo largo del tiempo de vida de este pequeño y gran mundo se debe encontrar un sin número de teorías conspirativas, desde la creación alienígena de la humanidad hasta el aleteo de las mariposas, pero una de las teorías que causo mayor sensacionalismo para la época, fue la famosa bala de hielo que mato a John F. Kennedy, que físicamente era imposible que se ejecute, pero sensacionalmente causo tranquilidad en la población estadounidense al detener al promotor del disparo.
El viernes 22 de noviembre de 1963, en Dallas (Texas, Estados Unidos) a las 12:30 p. m., hora estándar del centro (18:30 UTC). Kennedy fue mortalmente herido por disparos mientras circulaba en el coche presidencial en la Plaza Dealey, un detenido que después fue asesinado y varias teorías conspiradoras indican que tras haber pasado cerca de 6 decenios, hasta la fecha no se sabe la verdadera causa de la muerte de Kennedy, fingió su muerte, lo mataron las bandas narcotraficantes, sus ideales políticos no cuadraban con las fuerzas financieras de la época, o simplemente fue un resentimiento social que llevo a perfeccionarse a un vándalo de la calle y convertirse en franco tirador.
Pues bien, la fantasía y el confort social ha sido caracterizado en estos eventos de presencia masiva, ya que con tantos testigos públicos quien podrá desmentir que el presidente fue asesinado, aunque los informes periciales hayan aparecido otras cicatrices faciales correspondientes a cirugía plástica y peor aún unas indicativas de torturas. En fin, quien maneja al pueblo tiene el poder dice el adagio popular, solo corresponde leer, instruirse y conocer lo más que se pueda para no ser uno más