Es difícil decir adiós al compañero de trabajo que se convirtió en un gran amigo
Por: Luis Morocho Janeta
Al conocer la decisión del entrañable colaborador, compañero y amigo Wilson Cisneros, de desvincularse de este medio de comunicación, siento que quedará un enorme espacio vacío.
El paso del tiempo transcurre de manera inexorable. Aún está en mi memoria cuando recién empezamos el reto enorme de crear el medio de comunicación El Observador. Wilson se incorporó a pocas semanas de que iniciamos por lo que se puede decir que estuvo desde el principio. Tantas ediciones permitieron conocer su gran calidad profesional y humana que ha estado en los buenos y malos momentos, más allá de las tareas cotidianas.
Cuando las personas demuestran integridad y cercanía, pasan la línea de la amistad y se convierten en familia y aunque ya no nos acompañará laboralmente, la vida y la amistad continúa así que mientras Dios nos permita la existencia en este mundo, nos saludaremos con el aprecio de siempre. En El Observador e imprenta Jesús del Gran Poder, siempre habrá una silla en la que podamos conversar cordialmente.
Comprendemos que hay proyectos que también forma parte del caminar y que hay que realizarlos, por lo que no me queda más que expresar mis sentidas palabras de agradecimiento y el sincero deseo de éxito en las actividades que emprenda junto a su digna esposa y más familia.
Wilson Cisneros sale por la puerta grande, como lo hacen los grandes. No quiero decir adiós, sino hasta pronto querido y respetado amigo.