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Virginia Paredes cuenta sus anécdotas y las deudas por cobrar

por Andres Ortega

La señorita Virginia Paredes, nació en Ambato, pero toda su vida la ha pasado en la provincia de Pastaza, sus padres don Manuel Paredes Naranjo y Rosario Villacrés.   Desde muy niña la trajeron a la ciudad de Puyo, donde creció junto a sus cuatro hermanos.

Recuerda los tiempos en los que se tenía que hacer transbordo con la carga y todo en la parte de los túneles en el Cantón Baños para llegar a Puyo por un camino en pésimas condiciones.

Sus padres tenían una panadería, conocida como “El pan de mamá Charito” ubicada frente a Obras Públicas y luego una pequeña tienda frente al edificio de lo que hoy es el SRI, negocio que ella heredó y de allí su emprendimiento que más tarde llegó a convertirse en una de las despensas más grandes de la ciudad de Puyo.

Desde muy niña tenía un espíritu de rebeldía, estudiaba en la escuela Fray Álvaro Valladares, donde las religiosas les obligaban a ir con velo, caso contrario no podían entrar, ella en una actitud contraria en vez de velo se cubrió la cabeza con una hoja de papel periódico, lo que le costó una sanción.

Cuenta que conoció personalmente a Severo Vargas, destacado ciudadano registrado en los anales de la historia, quien era uno de sus primeros clientes en el negocio heredado por sus padres.

Así como su emprendimiento creció, crecieron también las deudas, ya que hasta ahora conserva un libro grande donde están registrados los cientos de nombres de personas que le quedaron a deber, muchos que hasta ahora viven, que cuando les encuentra hasta les sonríe para no tener que cobrarles sus deudas, otros ya se fueron al cielo con todo y deuda. Cuenta que un día visitando en el cementerio municipal de pronto se encuentra con la tumba de una persona que le debía mucho dinero, pero más bien se puso a rezarle para que Dios desde el cielo le “perdone las deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. 

Así como ahora nos asustamos con las mal llamadas “vacunas” ella cuenta que ya en su tiempo, fue víctima de dos intentos de vacunas, la primera experiencia con un grupo de integrantes del movimiento guerrillero Tupac Amaru, que le exigían el pago de una suma muy alta de $ 80 mil sucres, a ser entregados a las 12:00 pm en un lugar en lo que hoy es el Pabellón de los Deportes, a donde acudió pero acompañada de la policía en donde fue atrapado uno de las tres personas que la esperaba, para sorpresa de ella la persona atrapada era un joven muy conocido hijo de familia distinguida de Puyo, a quien en un principio le hizo una demanda pero que al final terminó por perdonarle. La segunda experiencia fue más fuerte, puesto que se trataba de una persona que le llamaba, la insultaba por teléfono y le hacía amenazas de muerte, así mismo, le exigía la entrega de cierta cantidad de dinero a ser entregada a la altura de la 9 de Octubre cerca del puente sobre el río Pindo Grande, hasta donde tuvo que acudir con el paquete armada con una pistola que le dio la policía, mientras que algunos agentes la esperaban escondidos cerca del lugar indicado, pero nunca llegó. Por las llamadas que seguía haciendo fue localizado, nuevamente era un ciudadano de Puyo, que a poco tiempo huyó para Guayaquil donde a los dos meses fue abatido a tiros.

Al pasar el tiempo llegaron las despensas grandes, la cadena de almacenes TÍA, que ocasionó la caída de su negocio y solo se quedó con las deudas que pagar y la larga lista de los deudores que nunca se acercaron a cancelar.

Hoy vive de los arriendos, junto a dos hijos adoptados que le acompañan, nunca se casó, pero no se arrepiente tampoco, se siente feliz, realizada y querida por un grupo de gente que le siente gratitud por haberla ayudado y sobre todo por la gente que la reconoce como una persona que contribuyó al desarrollo de Puyo.

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