Inicio Entrevistas Una historia de la colonización amazónica recogida en el libro: La Finca de mi Abuela

Una historia de la colonización amazónica recogida en el libro: La Finca de mi Abuela

por Andres Ortega

Situaciones que las nuevas generaciones apenas podrán imaginar como por ejemplo vivir sin luz eléctrica y tener que alumbrarse por la noche con candiles fabricados en cada casa con una tira de ropa vieja y alimentada con keroxene (combustible que ya no existe) o escuchar la radio alimentada por pilas solo en ocasiones especiales, son parte de la historia que no debe ser olvidada de la memoria colectiva y que están recogidas en el libro “La Finca de mi Abuela”.

Fanny Villalba es la autora de la obra, quien en el set de entrevistas de Semanario El Observador nos deja fascinados con todo lo que nos cuenta. Todo lo ha venido recopilando desde sus 13 años de edad.  Se remonta a la historia de su familia y de otras personas antigüas. Su padre militar fue contratado como profesional para la construcción de los destacamentos en la Amazonia ecuatoriana. Los primeros fueron en Curaray, Villano y luego en Lorocachi, en aquellos tiempos no había carreteras y la selva era totalmente inhóspita. Era una vida muy dura a tal punto que las tierras eran consideradas sin dueño, pese a que había 14 nacionalidades ancestrales, siete de ellas extintas. Entregaban 100 hectáreas al valiente que limpie al menos 1 en su totalidad.

Romelia Baez (+), es la abuela en cuyo honor lleva el nombre del libro, fue una ciudadana que vino prácticamente huyendo de la serranía ecuatoriana debido a un fallido matrimonio impuesto por conveniencia (como era común en aquella época). Vino con tres pequeños hijos, la más chica, es madre de la autora del libro. Eran los primeros que vivieron al caserío Indilama.

Recuerda que los británicos ingresaron primero que nadie, a la Amazonia ecuatoriana para la extracción petrolera con la compañía Shell. En ese tiempo nadie quería venir a trabajar a la salvaje selva y por ese motivo tomaron a los indígenas para esclavizarlos, para trabajos petroleros y después por los caucheros.

Por las diferencias con el vecino país del Perú vinieron los militares que trabajaron y sufrieron duro, para mejorar las condiciones de habitabilidad. Los mestizos llegaron en lo que podría decirse, una tercera ola. Los nietos de ellos ya vinieron en una mejor condición y las últimas generaciones, prácticamente están disfrutando de las comodidades del mundo moderno combinado con la belleza natural que aún existe en nuestra bella amazonía. Lamenta que hoy en día en Puyo ya no existen los árboles de tamaño gigante que se necesitaba seis personas con los brazos extendidos para cubrir su circunferencia.

Durante la entrevista nos recuerda algunos datos históricos del Ecuador como por ejemplo los conflictos bélicos con el sureño país de Perú en los años de 1941 y 1942 cuando quedó una amplia zona indelimitada por el protocolo de Río de Janeiro que tuvo su fin en 1998 con la firma de la paz (entre Jamil Mahuad y Alberto Fujimori, presidentes de los países en conflicto).

Dónde hoy es la parroquia Veracruz había un destacamento donde habitaron por un buen tiempo militares mexicanos originarios del puerto de Veracruz y es en su honor que se bautizó con ese nombre la zona. La caña que todo el mundo cree que es de Baños y que se produce en Pastaza, fue traída desde Cuba por ciudadanos extranjeros oriundos de la extinta Checoslovaquia.

El libro que tardó años para su publicación, es una evidencia de la historia de nuestros pueblos y la forma de vida de aquellos tiempos.

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