Una clase magistral sobre Defensa y Seguridad Nacional nos brindó nuestro invitado en el set de entrevistas de Semanario El Observador, lo que nos brindó luces para comprender los múltiples acontecimientos suscitados en el país.
Explicó que, a partir del año 2006, empezó la desarticulación de las fuerzas de seguridad y especialmente la inteligencia, por ejemplo, cuando se retiró el control de las fronteras, el retiro de la Base de Manta. La inteligencia emigró al seguimiento político, para beneficio del movimiento de gobierno correísta, en lugar de ser de nivel estratégico al servicio del Ecuador.
Todo eso se ha venido corrigiendo en este último año y medio con la nueva conducción del país y los primeros frutos empiezan a verse. De a poco la inteligencia ha ido retomando su cauce, prueba de ello, es la intervención en la provincia de Esmeraldas. Aunque por el efecto denominado “globo” el fenómeno de la inseguridad luego apareció con fuerza en otras provincias costeras. Para continuar en la misma línea de acción, se requerirá de voluntad política.
Al momento se está reformando la inteligencia estratégica para combatir las actividades delictivas y como los grandes cabecillas están siendo afectados en sus intereses, empiezan a realizar acciones que generan zozobra en la sociedad y por esa misma razón, deben ser enfrentados.
Señala que una de las consignas del Foro de Sao Paolo, fue contaminar a la sociedad a través de la Narco delincuencia para que los estados se debiliten y eso ha pasado a tal punto que lo que un día fue detectado como una amenaza, hoy tiene poder político, económico y judicial, aprovechando la debilidad del Estado.
Considera positivo el apoyo del extranjero, siempre que sea en el ámbito de la capacitación para poder enfrentar los problemas presentes y futuros, lo cual tiene que hacerse de la manera debida y con regulación. Ya hubo una experiencia décadas atrás con la intervención de instructores israelitas (año 1981) por decisión del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, constituyéndose, esa acción, en uno de los grandes hitos para el poder de combate en el alto Cenepa y en 1985, cuando apareció el grupo terrorista Alfaro Vive Carajo, fue contrarrestado de manera efectiva.
Reveló que con el decreto 111 se declaró la guerra al narcotráfico, que tiene su base en la delincuencia común, luego va ascendiendo a las megabandas y hasta ese nivel están operando en el Ecuador. En un nivel superior están las fuerzas militares irregulares y finalmente, está el orden internacional a través de los grandes carteles.
Sin embargo, el problema no se soluciona solo con el empleo de la fuerza, debe tomarse en cuenta otros factores que intervienen. Por ejemplo, las leyes que, en muchos aspectos, favorecen más a la delincuencia que a la ciudadanía. Lo mismo en el ámbito de la educación. Esta guerra no culminará de la noche a la mañana, la debemos ganar de manera integral, concluye.