La señora Grace Proaño, es una de las denunciantes, que vino desde la ciudad de Quito, para trabajar en el proyecto de creación del Camposanto Jardín Amazónico, donde permaneció por más de seis meses trabajando, sin que se les haya cumplido con el pago de sus haberes, señala que los accionistas simplemente desaparecieron y nadie sabe dónde se encuentran.
Ella vino con el contrato de asesora comercial y relacionadora pública, como ella son tres personas más que también se sienten perjudicadas, señala que el responsable de la empresa es el señor Diego Gabriel Castro Ayala, luego está como accionista su hermano Édison Xavier Castro Ayala, su esposa Bertha Almeida Chafla y la tercera accionista la señora Geovana Patricia Jácome Alvarado.
La primera entrevista de trabajo se la realizó en la ciudad de Quito, luego otra en la ciudad de Puyo, pero cuando ya se vinieron a radicar en Pastaza, comenzaron a darse las vueltas y a la hora de pagar siempre tenían pretexto para todo, hasta que finalmente dejaron abandonadas las oficinas.
Tomaron una acción legal, pero a la hora de la audiencia tampoco se presentaron, por lo cual se han visto en la necesidad de acudir a los medios de comunicación.
La empresa “Jardín Amazónico” era un proyecto para brindar servicios exequiales, con ese propósito hicieron publicidad y promocionaron a toda la provincia de Pastaza, con unas instalaciones en la parroquia Teniente Hugo Ortiz, en la vía Puyo – Tena, en donde hasta la fecha hay nueve cuerpos inhumados.
Ahora los clientes se están también quejando que están pagando las cuotas sin recibir ninguno de los servicios ofertados.
El valor adeudado, para las tres personas perjudicadas alcanza a un valor entre los 8 mil a diez mil dólares, que no tienen cómo pagar, ya que están también quedando mal con las cooperativas que hasta les han bloqueado hasta las cuentas.
Lo único que piden es que por lo menos uno de los cuatro accionistas salga a dar la cara y respondan por sus haberes, hay también albañiles que también están en la misma situación impagos.
Los cuatro accionistas son personas de la ciudad de Ambato, los dos hermanos Castro trabajaban en la Universidad Técnica de Ambato con conocimiento en recursos humanos, que es lo irónico de todo.
Ellos por el sueño de tener mejores días, se vinieron a la provincia de Pastaza renunciando a sus trabajos en la ciudad de Quito, para nada.