Llegar a los 90 años de edad, es privilegio de pocos, más aún, sin nunca haber ido al Hospital, ni sufrir de ninguna enfermedad o dolencia hasta la presente fecha.
Conoció en persona a Monseñor Alberto Zambrano, por la autoridad que le dio la misión, compró el terreno para la construcción del reconocido Colegio San Vicente Férrer. Goza de una salud de roble, nunca ha ido al Hospital y se siente bendecido por el amor de su esposa y sus once hijos a quienes enseñó valores con su propio ejemplo.
El Sr. Ángel Gabriel Martínez Paredes conoce Puyo desde que la Catedral era de paja y es un libro de historia viviente que nos comparte su sabiduría.
Nacido en la parroquia de Huambaló, del cantón Pelileo de la provincia de Tungurahua, su padre fue un reconocido carpintero que construyó el primer edificio municipal (ya no existe) y por ese motivo lo trajeron cuando tenía 12 años.
Durante el desarrollo de la entrevista, destaca su fe y compromiso con la misión católica, con el padre Sebastián Acosta, prefecto apostólico de Canelos, quien le dio la confianza, trabajo y valores que los transmitió a sus hijos a quienes no fue necesario castigarlos, sino que les enseñó con su ejemplo. Jamás lo vieron borracho o haciendo cosas indebidas. “El lujo mío es la unidad de la familia.”
Se casó a una buena edad, 27 años y su esposa de 25 años, también de Huambaló. Los padres de ambos eran amigos y acordaron que era lo mejor para sus familias que contraigan nupcias. Recuerda que un miércoles a la una de la tarde se casó el civil y al siguiente día el eclesiástico.
Fue el primero en trabajar con la moto sierra en la provincia y fue diestro en su uso, a tal punto, que lo llevaron a que participe en concursos en Quito y Guayaquil, resultando campeón y por ende, acreedor de varios premios.
Nunca tuvo la debilidad de consumir licor, ni fue fiestero. Mi mayor fiesta es haber estado junto a mi familia y con mi hogar, expresa.
Por él, el barrio Los Angeles recibió ese nombre debido a que su padre tuvo cinco hijos varones, todos con el nombre Angel (combinado con otros nombres) motivo por el que colocó en un rótulo: Finca Los Ángeles. En aquellos tiempos, no había luz eléctrica, ha transcurrido las décadas y vuelve a vivir tiempos, sin luz eléctrica.
Mantiene su fe católica. Antes al menos, madrugaba a las 3 de la mañana para llegar a la misa de las 5 y luego realizar sus actividades cotidianas, alumbrado por un candil.
En su tiempo, logró forjar su patrimonio gracias a la venta de leña que, en aquel entonces, todos ocupaban para cocinar y para alumbrarse. Hoy en día, la cocina a gas es la que predomina.
Hace pocos días, pasó en bus por lo lugares que recorría con la venta de leña y ya no hay las viviendas y personas que conoció en su juventud y edad madura. Ahora hay “tremedas casas” manifiesta sorprendido.
Procreó y crió 11 hijos (más uno fallecido). Tiene una cantidad de nietos, que ya perdió la cuenta, pero aproximadamente son cuarenta, quince bisnietos y con seguridad conocerá a algunos de sus tataranietos.
Don Gabicho, como es conocido por sus allegados, se siente bendecido, goza de la tranquilidad, no tiene ninguna prisa, sus hijos lo sacan a pasear a Cuenca, Loja, Joya de Los Sachas y están pendientes de su bienestar.
Su salud es envidiable. A sus 90 años y cinco meses, no usa lentes, no tiene necesidad de usar dispositivos para mejorar su audición, no sabe lo que es glucosa, ni triglicéridos. Solo unos cuantos dientes los tiene postizos. Es así que le consultamos como es su alimentación, a lo que respondió que come sancocho, caldo de gallina criolla. Nunca ha comido productos chatarra, ni bebidas gaseosas altamente azucaradas.
Frases destacadas de nuestro invitado
“Hay que saber llevarse y saber cuidarse”, esto con respecto a las amistades que en la vida llegan buenas y malas.
“El bien que hacemos en la tierra lo gozaremos en el cielo y el mal lo pagaremos en el infierno”
“No le debo a nadie y nadie me debe a mí”