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El triángulo de las Bermudas o de ver mudas

por Andres Ortega

– ¡Ay, compadre Ubio! Bien dicen que cada loco con su tema. Ahora resulta que nuestro Gober se ha dedicado a andar con un triángulo en la mano. ¡Viera usted! ¡No me ha de creer!

– ¡El triángulo de las Bermudas ha de ser, compadre Indiscreto!

– No; más bien el triángulo de ver mudos. Porque dice que es el triángulo de la seguridad, que ahora se ha inventado para cerrar el cerco a los choros y que ninguno se nos escape.

– A ver, A ver; no entiendo de qué mismo se trata ese dichoso triángulo.

– Bueno, como el teorema de nuestro Gober es más difícil que el de Pitágoras…

– ¿Ese de los cutatos con la hipopotamusa?

– ¡¿Cutatos?! ¡¿Hipopotamusa?! ¡¿Qué’s pues eso, compadre?! ¡Qué barbaridad! ¡¿Ya ve?! Eso pasa por estudiar en escuelas baratas… Se dice “catetos” e “hipotenusa”.

– Es que a mí no se me da muy bien eso de la botánica. ¿Por qué mejor no me le dibuja? Para entenderle mejor.

– Bueno, se lo voy a dibujar. ¿Quiere que le haga un triángulo isósceles o un escaleno?

– Un triángulo pastacense nomás, compadre; no me complique de gana la vida con esos extranjeros.

– A ver, ponga mucha atención: el triangulo consiste en tres puntos de control en las carreteras, en las tres vías principales: Puyo-Baños, Puyo-Macas y Puyo-Tena.

– Ah ya; así como el control integrado de Mera, donde los policías se la pasan durmiendo y no revisan nada.

– Pero ahora dizque ya les han puesto pilas y con la ayuda de sus primos los militares no van a dejar pasar nada ni para afuera ni para adentro.

– ¿Cree usted que eso resulte?

– No tiene por qué poner en duda el genio de nuestro Gober ni su genial teorema que se le ocurrió en una larga noche de insomnio… Ahí fue cuando se le prendió el foco.

– Con razón tiene insomnio si no apaga el foco para dormir.

– Quiero decir que se le ocurrió la idea del triángulo. Y también ha logrado convencer al comandante de policía para colocar otros controles en las vías que faltan y mandar hartos uniformados al control de Mera y al UPC de la vía a Tena…

– ¿Y en la vía a Macas?

– De eso se va a encargar el mismísimo Comando de Policía.

– ¡Ele! Ahí sí le creo que ese teorema está mejor que el de Pitágoras.

– Ah, y también pasó con su loca idea al prefecto, quien le apoyará con los recursos para la construcción de chapas echados…

– ¡Para qué más chapas dormidos que los del control de Mera!

– Me refiero a los rompevelocidades. Y también convenció a Obras Públicas para que pongan la mano de obra, la empresa eléctrica que ponga la iluminación y la Transcomunidad la señalización… ¡Con tremendos padrinos cualquiera se bautiza, compadre!

– Con todo eso el triángulo está armadito, aunque adentro la inseguridad campea…

– Pero no importa; lo que importa es que no se nos escapen y sobre todo que no vengan nuevos choros a hacer de las suyas.

– ¡Eso! Y que sepan que en Pastaza están bien vigilados y cercados por todos lados con el triángulo mágico del señor gobernador.

– Ahora, ¿se acuerda del muertito de la semana pasada? Resulta que dizque ha sido miembro de una banda…

– ¿Ha sido músico?

– ¡No! Ha sido de los choneros, y han dicho que su muerte no se va a quedar en el olvido, que la venganza es dulce y que quién a hierro mata a hierro muere

– ¡Ele, compadre! ¡Qué miedo! Entonces la cosa se va a poner más fea, Dios quiera que el triángulo mágico de nuestro gobernador funcione para que esos matones no pasen.

– Por eso no saldrá sin papeles porque le pueden confundir con un chonero, compadre. Y a propósito de papeles, otra que también se le ha iluminado es la comisaria municipal que se ha dedicado esta semana a cerrar locales a diestra y siniestra…

– ¡¿Y por qué los cierra?!

– Pues, porque están abiertos ha de ser. Figúrese, ¡más de cien locales cerrados! Dizque porque no tienen los permisos en regla.

– ¡Qué ha se ser justo, compadre! ¡Uno recién queriendo levantar cabeza noqueado con lo terrible que fue la pandemia y ahora el negocio clausurado! ¡No sean así, tengan compasión! ¡Ni bien uno puede reunir un centavo ya quieren que vaya corriendo a pagarles!

– ¡Ay, compadrito! ¿Qué será de hacer? ¿No será de inventarnos también nuestro propio triángulo en mano para cuando vengan darles en pleno triángulo?

– O en el cateto y en la hijuepotamusa…

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