Ella estudia en la Universidad Central del Ecuador, Quito. Se encontraba en dicha ciudad y le tocó vivir las manifestaciones del mes de octubre.
Hasta el sexto día de paro nacional logró abastecerse de víveres y además estaba con una compañera de universidad. Pero al día siguiente empezó la desesperación al constatar que no iba a finalizar aún las protestas.
Estuvo cerca al ‘ojo del huracán’, no precisamente en la manifestación pero si debido a las consecuencias. El olor del gas era inevitable, los ruidos de las bombas y gritos. A esto se sumaba el no contar con alimentos.
El ambiente era desolador, no había donde comprar. Hubo un momento que se sentó a llorar y se decidió a salir de Quito. Llamó a sus padres y les contó. Estuvieron de acuerdo y su madre salió al encuentro desde Puyo y logró toparse en Ambato.
Un día y medio le llevó el viaje a nuestra amiga universitaria. Se unió a otro grupo de estudiantes y salieron de Quito. Lograban que les hagan carreras en moto, en otras ocasiones en camionetas y también en camiones. Pero hubo trayecto que no permitían pasar a ningún automotor, les hicieron bajar.
Caminó más de 100 kilómetros, desde Lasso hasta Salcedo, pero a ella no le importaba la distancia, su meta era llegar a casa, estar en el calor de hogar.
Así fue hasta que arribó a la ciudad de Ambato y se topó con su madre. En total gastó 20 dólares para llegar a Puyo, mientras que su madre 40 dólares, ida y vuelta (Puyo-Ambato).
Sintió una gran satisfacción al llegar a esta tierra amazónica. Ella guardará esta gran experiencia de vida y que de seguro, en los momentos que así convenga, tendrá mucho material que contar.