– ¿Sabía, compadre Indiscreto, que hoy hay un pregón?
– ¡Claro pues! Cómo no voy a saber que hay un fregón. El fregón es usted, compadre Ulbio, que siempre me anda fregando la paciencia.
– ¡¿Qué’s pues, mi compadre?! Si no dije “fregón”, sino “pregón”. ¡Demás sordo mismo es!
– ¡¿Gordo yo?! ¡¿Gordo yo?! ¡¿Acaso no se ha visto en el espejo?!
– ¡Ele! ¡¿Qué’s ps?! ¡”Sordo” dije, no “gordo”! ¡¿No ve?! O está sordo o no se ha lavado las orejas.
– Para que sepa, compadre, mi oído es más fino que el de un músico.
– Pero de ese músico que era sordo ha de ser, no me acuerdo el nombre pero sé que tenía nombre de perro.
– Usted me está hablando del gran Beethoven; que, aunque en un momento de su vida llegó a perder el oído, nunca perdió el oído musical. Y yo también tengo oído musical; por eso puedo escuchar claramente el son de la banda y los tambores de ese pregón del que me habla.
– ¡Sí pues, compadre! ¡Hasta vaca loca dizque hay!
– ¡¿Acaso va a estar ahí su señora?!
– No se mande tan feo, compadre. Me refiero a la vaca loca con fuegos piro…
– Sí, sí, compadre; entiendo bien de lo que me habla. Lo que no entiendo es a qué se debe todo este alboroto.
– ¡Ah, compadre! Lo que pasa es que ha venido un ministro a nuestra tierra, y por eso lo están recibiendo con platos y bombillos… digo, con bombos y platillos.
-Y ¿cuál es ese ministro tan importante que ha provocado todo este bochinche?
– ¡Ni tan importante! Es solo el Juan Zapata, el ex chapa. Sino que ahora lo han elevado a la categoría de ministro del interior…
– ¡¿Ministro del calzoncillo?!
– ¡No! Del interior.
– ¡¿Y no será lo mismo calzoncillo que interior?!
– ¡Ach, compadre! Usted siempre me anda enredando la conversa.
– Bueno, bueno, compadre; no se me enrede y dígame: ¿Cómo así ha venido ese calz… digo, ministro?
– ¿No ve que al alcalde Rambo se le ha metido la idea de tener una sede del Ecu 911 en Puyo? Y, como fue una promesa de campaña, la quiere cumplir a como dé lugar.
– Está bueno eso de tener aquí nuestro propio Ecu 911, para ya no depender de otros lares. Porque si no, hasta que atiendan la emergencia y coordinen con Ambato, el herido ya se muere, los ladrones ya se escapan o la casa ya se quema.
– Así es, compadre; y como las operadoras no son de aquí y no conocen, confunden el barrio Simón Bolívar con la parroquia Simón Bolívar y mandan a atender cambiado. Ya se han dado muchos de esos casos.
– En eso sí tiene usted toda la boca llena de razón, compadre. Por eso la gente mejor ha optado por no llamar al Ecu 911, sino directamente al cuartel de los bomberos, y así nos evitamos tanta vuelta, tanta confusión y tanta preguntadera.
– ¡Porque preguntan hasta la fecha de nacimiento de quien llama! Que quién es usted, que si es verdadera la llamada, que si no está mintiendo, que cuánto calza y así bla bla bla. Ganas de decirles: “¡Ya mejor no envíen nada!” Je je je.
– Sigue teniendo toda la boca llena de razón, compadrito. Es un clamor general esto de ya no estar dependiendo de Ambato. Y siempre se les pedía a los alcaldes que hagan la gestión para traer al Ecu acá, pero nadie se atrevía, porque decían que eso costaba un ojo de la cara…
– ¡Y con lo pelado que le hadejado la administración anterior al Municipio… Peor!!!
– Bueno, ahora ya entiendo el por qué de tanto alboroto, y me parece muy bien que este alcalde se haya atrevido a hacer lo que los anteriores no pudieron o no quisieron. Lo importante es hacer la gestión, lo demás ya se verá cómo se hace.
– Ojalá que sea así, compadre. Ojalá que este Zapata sea como la horma de nuestro zapato y no sea mala pata y no meta la pata y luego se raje.
– Más que rajarse, mejor digamos que ojalá que cumpla. ¡¿No ve que ya este gobierno tiene los días contados?! Y como está ya que se va para su casa, o a la Yoni, va a resultar todo en yo te ofrezco y busca quién te dé, y nosostros moriremos engañados… ¡Snif!