– “No voy en tren, voy en avión… No necesito a nadie, a nadie alrededor… No voy en tren, voy en avión…”
– ¡¿Que’s pues, compadre Indiscreto?! ¡¿Ahora ya se volvió rockero?!
– No se extrañe, compadre Ulbio; yo siempre he tenido algo de rockero. Lo que no consigo, por más que me paro de cabeza, es tener algo de reggaetonero.
– ¿Y cómo así canta eso de que no se va en tren sino en avión?
– Aparte de hacerle un homenaje al gran Charly García; pues, es verdad. Ahora ya no vamos a viajar al interior en tren…
– ¡Pero, si aquí no hay tren ni nunca ha habido!
– Por eso mismo; pero en cambio vamos a poder viajar más seguido en avioneta.
– ¿Y eso?… ¿Cómo así ah?
– ¿Acaso no sabía que ya se inauguró le empresa pública de transporte aéreo “Pastaza Progresa”?
– ¡¿En serio?! ¡Hasta que al fin se cumplió!
– Así es, compadrito Ulbio; después de cuatro años y tres intentos fallidos…
– Como dicen que la tercera es la vencida…
– Pero, en este caso, la cuarta resultó la vencida; y empieza a operar con Aéreo Cachurco…
– Pero, según dicen, esa operadora es de propiedad del Jaimito; o sea que el negocio queda en casa.
– Eso vaya usted a saber; el caso es que los vuelos tendrán un subsidio, y de los doscientos dólares que en realidad cuesta el vuelo, nada más pagaremos veintidós.
– ¡Ele! ¡Eso sí que está bueno! Así podrá visitar a más a menudo a su tigrilla de Río Tigre.
– Mmmm… Recuerde, compadre, que hay ciertas cosas que no se deben decir en público.
– Oiga, compadre; lo que no entiendo es cómo tardaron tanto en inaugurar la empresa habiendo en nuestra provincia tanto avión.
– En eso sí tiene razón, compadre. Aquí no solamente tenemos aviones, sino avioncísimos y de gran altura. Muchos de ellos ya están de candidatos.
– Sí; queriendo aterrizar en un buen puesto han de estar.
– ¡Claro pues! Si aquí hay más aviones que en Tabavela; lo malo es que no hay torre de control para controlar a esos aviones.
– ¡Quién pudiera controlar a esos aviones!
– Y eso no es todo; una vez que esos aviones logran aterrizar en el cargo, después se dedican a volar a Miami, a Brasil y a dónde tengan oportunidad.
– Pero, lo bueno sería que vengan aprendiendo cosas buenas allá; porque una vez que regresan se dedican a contar las maravillas que han visto pero siguen haciendo pendejadas aquí.
– En eso sí otra vez tiene toda la boca llena de razón, compadrito; nada más vienen a presumir sus aventuras aéreas sin importarles que se nos reviente la hiel a nosotros pobres, que no tenemos la dicha de volar tan alto.
– Y con esos aviones… ¿Se podría formar una compañía aérea?
– ¡Uuuuuuuu! ¡Ni pensarlo, compadre! Si formáramos una compañía aérea con esos aviones podría terminar destartalada como el proyecto de agua potable de Río Blanco, maloliente como el sistema de alcantarillado o hasta podría terminar incendiada.
– Así es, compadre; los pastacenses no debemos olvidar los horrores sin nombre que han sucedido para satisfacer la vorágine codiciosa de estos aviones.
– ¡¿Ve, compadre?! Ya empezó a filosofar, y eso me da mucho gusto, así se habla.
– ¡Ah, compadre! ¡¿Qué será de hacer con estos aviones?!
– Nada, compadre; nombrar a Puyo la ciudad aeropuerto.
– Pero sin torre de control.
– Eso sí, porque hasta ahora no existe ni dios ni ley que ponga freno al desenfreno de estos aviones desbocados.
– Bueno, compadre; aunque los aviones nos tengan jodidos, lo bueno es que aún tenemos avionetas y ahora subsidiadas.
– Claro, las avionetas son las mejores para volar, y ahora los vuelos van a ser de Polo a Polo, jeje.
– Eso si alguien no da la sorpresita, como en el fútbol. ¡¿No ve lo que Japón le gana a Alemania y Arabia a Argentina?!
– Puede pasar, que la gente haga caso omiso del discurso del Jaimito; que siempre aconseja votar por la de la franjita amarilla, jeje.