– ¡Hooola, compadre Indiscreto! ¡Qué bueno que le encuentro!
– ¡Ele! ¡¿Qué le pasa, compadre Ulbio?! ¡¿Cómo así le da tanta alegría verme?!
– Es que,… necesito que me preste unos cien dólares.
– ¡Ah, ya! ¡Con que esas tenemos! Con razón, ya me extrañaba tanta efusividad en su saludo.
– Déjese de empezar a hablar en difícil y présteme los cien dolaritos.
– ¡¿Y, para qué quiere ochenta dólares?! Ni le ha de alcanzar con sesenta, voy a ver si tengo cuarenta, por aquí tenía veinte… ¡Ah, mire compadre! Aquí tiene diez dólares.
– ¡Chuuuta, compadre! Me parece que usted me está queriendo ver la cara de cojudo.
– ¡Nada de eso, compadrito! Si no le presto más es porque no tengo. Aquí el único que nos quiere ver la cara de cojudos a los amazónicos es este gobierno nefasto, que hasta el último quiere embarrarnos.
– ¿Y por qué dice eso, compadre?
– Pues, que apareció el ex asambleísta Tello, con una denuncia que nos ha dejado a todos sin palabras; sin darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, ¡nos volaron 75 millones de dólares de las arcas de la CTEA!
– ¡¿En seriooo?!!!… A ver, a ver; cuente, cuente. ¿Cómo estuvo eso?
– Resulta que, con la llegada de la señora Llori, la CTEA contaba con un total de 150 millones de dólares que pertenecían al Fondo Común, que por ley el gobierno entrega para el desarrollo de los pueblos.
– O sea, los recursos que van destinados a salud, saneamiento ambiental, obras de servicios básicos, educación…
– Exacto, aquellos que una vez entregados tienen que ser invertidos y por ningún concepto regresados al Estado.
– Y, ¿cómo entonces nos han quitado esos recursos?
– Pues, según Tello, resulta que, en el mes de junio, el Ministerio de Finanzas exige la trasferencia de 75 millones de dólares, sin ningún sustento ni justificación alguna, y sin conocerse hasta el día de hoy cuál fue el destino de esos recursos.
– ¡Qué barbaridad, compadre! O sea que más la rimbombancia para entregar los recursos, para después volvernos a quitar, pero calladitos.
– Así mismo, compadre. Y de este atraco nadie ha dicho nada, todos se han quedado mudos. Ni la delegada del presidente al Consejo de Planificación, o sea Llori, ni los miembros del mismo consejo, que lo integran delegados de las prefecturas, municipios, juntas parroquiales y nacionalidades.
– Pe… pero…. ¡75 millones no es ningún pelo de cochino!
– Claro, considerando que un centro de salud en las comunidades se construye con unos 300 mil dólares, ¡cuántos de construyera a lo largo de la región amazónica con 75 millones!
– Mientras tanto no hay atención en salud, no hay escuelas, los niños en las comunidades no cuentan con servicio de internet, no hay medicinas, no se atiende a las personas con enfermedades catastróficas, ¡nada de nada!… ¡¿Y ahora?!
– Y ahora dizque ya se ha presentado una acción de protección, para exigir que se devuelvan esos recursos, que nos pertenecen a todos los amazónicos.
– ¡Claro pues! Ya que, si el gobierno no dos da, que por lo menos no nos quite lo poco que por Ley nos corresponde.
– Denunció también que, así como en la Asamblea Nacional hay el famoso «hombre del maletín» así también en la Secretaría Técnica, existe la misteriosa presencia de un tipo con bermudas y sandalias, que ronda por los pasillos y que a veces aparece en los actos públicos como el delegado de la delegada.
– Como quien dice: otro vacunador.
– Exacto. Este tipo sería a su vez el encargado de hacer los negocios para poder repartir a diestra y siniestra los otros 75 millones que quedan para que no quede ni un solo centavo. Claro, este delegado de la delegada exige cierto porcentaje a los alcaldes, prefectos y gobiernos parroquiales.
– Así nomás es como se rifan los recursos de los amazónicos, y los nuevos asambleístas no terminan de salir de su escondite, esperando aparecer luego de la segunda vuelta, a según quién gane, mientras que para las necesidades de los pueblos y comunidades ¡NO HAY RECURSOS!
– ¡¿No ve compadre?! Así mismo nos hacen: Nos deben 150 millones; pero nos dicen: “¡¿Y para qué quieren 100 millones, 75 les vamos a dar, a ver si les alcanza con 40, creo que mucho es 20, ah, aquí tienen… ¡Un tarro de pintura para que pinten los pupitres!
– Y nosotros nos quedamos con un palmo de narices… como siempre…