Era la tarde del domingo 13 de octubre, mientras el sol se ocultaba y una ligera llovizna empezaba a caer sobre la ciudad de Puyo, el grupo de manifestantes de las nacionalidades, se aprestaba a salir desde los bajos de la Gobernación de Pastaza en una nueva marcha por las calles de la ciudad para hacer sentir su voz de protesta.
Entre tanto, se improvisaba un altar porque era el momento de apelar a la mano del todo poderoso para bendiga el Ecuador y pronto nos traiga la paz y tranquilidad a todos los ecuatorianos, era el momento de hacer una misa por la paz.
A la par que los marchantes llegaban a su punto de concentración, después de hacer un largo recorrido, llegaba también el sacerdote junto a su coro religioso, para comenzar con la celebración, así lo hizo y el pueblo participó activamente.
En su mensaje el Padre, les habló de la importancia de recuperar la paz, porque al fin de cuentas los buenos somos más y Puyo siempre se ha caracterizado por ser una isla de paz. Por ello hay que desterrar toda actitud de violencia, vandalismo y todo aquello que nos impida vivir como hermanos.
Así, se oró por la paz, la unidad y sobre todo por el momento del diálogo entre el Gobierno y el sector indígena, que estaba previsto para ese mismo día en la ciudad de Quito. Se trataba también de enviar buna vibra y buena energía para que las cosas salgan de la mejor manera.
También se pidió por la pronta liberación de dos policías que ese mismo momento se hallaban retenidos en los bajos de la gobernación de Pastaza.